Fragas do Eume: 4 meses después

El pasado mes de abril el Parque Natural Fragas do Eume situado en la provincia de A Coruña, sufrió un incendio forestal sin precedentes que afectó a unas 900 ha de superficie, 200 de ellas de alto valor ecológico. Miembros de ACEFGA visitamos el Parque tres días después de declararse el incendio, y volvimos a hacerlo un mes después cuando realizamos un informe audiovisual sobre el estado de la zona.

El pasado domingo 19 de agosto regresamos al Eume cuatro meses después para comprobar cómo avanza la recuperación de este entorno tan singular y de gran importancia ecológica y ambiental.

Por fortuna, el incendio no fue tan catastrófico como se pensó inicialmente, de las 900 ha tan solo 200 afectaron a zonas de bosque natural, las fragas propiamente dichas. Fue precisamente en estos lugares y debido a las características de la vegetación donde el fuego tuvo menor intensidad, desplazándose rápidamente sobre la superficie, con llamas de unos pocos centímetros de altura y quemando únicamente la hojarasca del suelo y las plantas herbáceas. Se trata del área indicada en color naranja en el mapa superior, cubierta sobre todo de masas naturales de bosque autóctono.

La zona con mayor intensidad y virulencia del fuego (en rojo) concentra principalmente zonas elevadas y con una proporción de pinos y eucaliptos muy alta, en ocasiones se trata de plantaciones puras de Eucalyptus globulus. En ellas la situación inicial tras el fuego era muy mala, el suelo quedó totalmente desprovisto de vegetación, quedando a expensas de la erosión, y todos los árboles quedaron completamente arrasados. Tras 4 meses, se ha producido el rebrote de casi todos los árboles, en su mayoría eucaliptos, y el suelo vuelve a estar cubierto de helechos y otras plantas.

La principal afectación en los bosques naturales (naranja) fue la desaparición del manto de hojarasca y la reducción de materia orgánica, además del daño a la fauna que habita en esta capa superficial del suelo, fundamental en su papel como descomponedores. Se produjo además una elevada mortandad de todos aquellos animales de pequeño tamaño o movilidad reducida, que no pudieron escapar de las llamas, como anfibios, insectos, reptiles…

En cuanto a la vegetación, desapareció el estrato herbáceo del bosque y en muchos lugares las alfombras de musgos que cubren el suelo, troncos y rocas. Este estrato se está recuperando con velocidad y en 1 ó 2 años volverá a un estado muy similar al original, quizá no siempre con las mismas especies presentes antes del incendio en su composición, pero sí la misma función ambiental.

El dosel arbóreo no sufrió prácticamente ninguna alteración, tan solo algún árbol viejo con hendiduras en el tronco se vio afectado por el fuego. El estrato de vegetación más afectado y que tendrá una regeneración más lenta es el intermedio, situado entre 1 y 4 metros de altura. Este estrato está compuesto por arbustos como el brezo arbóreo, pequeños árboles como perales, laureles o acebos y estados juveniles de robles, castaños u olmos. Muchos de estos ejemplares perdieron todas sus hojas, y sus troncos y ramas fueron calcinados. Hemos comprobado que un gran número rebrotan por su base, lo que acelera el proceso para volver al estado inicial, pues de otra forma habría que esperar a la diseminación natural por semillas.

En definitiva, el aspecto general de las zonas afectadas por el fuego ha mejorado, tanto visual como ambientalmente. Tras 4 meses, aquellos lugares que ardieron con gran intensidad y llamas de varios metros, cubiertos por plantaciones de eucaliptos, han recuperado un aspecto verde y el rebrote de los árboles hace innecesaria la plantación de nuevos pies, aunque también improbable la sustitución de estos por árboles autóctonos.

Las zonas cubiertas de bosques naturales se recuperan con normalidad y en menos de 10 años tendrán el mismo aspecto que antes del fuego, exceptuando zonas como «Rego da Laxe» o «Rego da Vaca» en A Capela o la «Pena Má» en Monfero, donde las masas autóctonas están en zonas muy escarpadas o excesivamente rodeadas de eucaliptos y pinos, y no pudieron resistir la intensidad y altura de las llamas, sufriendo daños mayores, lo que retrasará su vuelta a la normalidad aunque se trata de áreas puntuales y de pequeña extensión.

Como conclusión y reflexión, cabe destacar la aparente facilidad con la que cualquier persona puede acceder a todas las zonas del parque y si es su intención, prender fuego de forma relativamente impune. También queremos recordar que aunque todos los ciudadanos tenemos derecho a disfrutar de nuestros espacios naturales y visitarlos, tenemos también el deber de entender que no todas las zonas valen para todo. Fragas do Eume tiene áreas ecológicamente muy sensibles que no son el lugar adecuado para pasear al perro los domingos, tomarse unas cervezas o llevar a toda la familia, para ello hay habilitadas numerosas rutas con senderos y zonas de visita. Reclamamos respeto y responsabilidad a cualquiera que visite este u otro espacio natural: el disfrute del patrimonio natural es derecho de todos, pero también su cuidado es deber de todos.

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